Toledo es la ciudad más bella y con más contenido histórico y cultural de España. Es el más rico florón de su corona. Es el relicario donde se guarda mejor la gloria del pasado. Es el joyel más repleto de maravillas de arte, historia, de tradición, de leyenda. Toledo es la ciudad-museo por excelencia.
Cada piedra de sus muros lleva escrito el recuerdo de una epopeya. Cada uno de los rincones de sus callejas torcidas dicen más las leyendas gratas al corazón. Cada casona es un hogar de historia. Cada convento un nido de misticismo y poesía.
Si contemplais Toledo desde lejos, lo veréis de color ocre dorado, como si para hacerla más bella todavía se hubiesen concertado el polvo de los siglos y el oro del sol.
Veréis torres semiderruidas alzarse sobre las ruinas de un edificio enorme, donde escribió una de las páginas más brillantes de la historia, en 1936 el heroismo español. Es el famoso Alcazar de Toledo. Esas torres no ceden la altura más que a otra torre más elevada todavía, que parece crecerse en ansias de llegar al cielo a contarle la fe inalterable de la raza. Ella nos anuncia la famosa Catedral.
Después esparciadas entre el caserío pardo, pugnan por ganar la mayor altura dos docenas de torres mudjares en lucha constante con la gran cúpula de San Juan.
Entre tanto las aguas del Tajo, siguiendo la ruta aparente del sol, ordean casi del todo, a la ciudad maravillosa, en eterno abrazo de amor.
Y siempre esas aguas que aprendieron nobleza en su cuna de Aragón, van a decir las glorias de Toledo al Atlantico mar.
Viajero que vienes a ver y saborear estas glorias; no pienses ahora en comodidades materiales, ni encontrar calles anchas y lujosas, ni muchos edificios modernos, no espléndidas avenidas, ni jardines cuajados de color. Abre, muy abiertas las alas del espíritu y por encima de los empedrados morunos y entre las calles estrechas pinas y sombrías deja que el pensamiento vuele, que la fantasía se desate que el sentimiento goce.
Después de todo si Toledo te ha gustado, prende en tu corazón la flor inmarcesible de un recuerdo, amante duradero, para la ciudad, que pródiga y generosa va a abrirse gentilmente a tus anhelos.