La República Argentina cuenta con por lo menos 60 pasos montañosos internos o limítrofes de más de 1200 m de altura que son atravesados por carreteras.
Hoy en día ninguno representa un problema para el automovilista, al punto que uno recién se da cuenta de haber alcanzado la cima por el cartel indicador. Sin embargo, antiguamente vencer estos pasos en automóvil constituía toda una hazaña, por lo angosto de la calzada, por lo empinados, por los motores que recalentaban. Aún hoy pueden verse en muchas partes depósitos con agua que antes se usaba para completar el nivel de los radiadores, que para peor no funcionaban a sobrepresión.
Existen algunos pasos andinos espectaculares por su trazado, su altura, el panorama que ofrecen al viajero.
El paso andino Abra de Gallo sobre la RP 129 que une San Antonio de los Cobres con Santa Rosa de los Pastos Grandes, al pie del volcán Quewar, es fácil, retirado y no da la sensación de ser tan alto (el segundo luego del Acay) como es: 4630 m.
Un espectáculo maravilloso brinda al turista el paso anidno Abra de Cóndor que vincula Iturbe con Iruya por la RP13. Llegado a la cima uno deja a sus espaldas la inhóspita Puna y contempla al saliente los valles y cerros intensamente verdes de la Sierra de Zenta, cubiertos de vegetación subtropical. Contraste mayor no puede imaginarse. En lo más alto, a casi 3900 m una apacheta de grandes dimensiones testimonia la fe de los nativos en su pachamama. Pero cuidado: a Iruya no puede llegarse en la época de lluvias porque el camino correo durante sus últimos tramos por el pedregoso lecho del río.
Otro hermoso panorama se abre al turista desde lo alto de la RN 63 que va desde Andalgalá a Punta de Balasto, pasando por El Ingenio. Por la mañana, cuando el aire aún no ha sido calentado por el sol y no se arremolina para llenar la atmósfera con partículas de tierra, se tiene una hermosa visión con el Bolsón de Pipanco en primer plano y el Famatina al fondo.
Otra ruta montañosa hermosa, construída entre 1941 y 1943 por Ricardo Maury para unir Acheral con el Valle Calchaquí es la RP 307. Desde el punto culminante en El Infiernillo (2960 m.) se tiene un formidable panorama de Tafí del Valle con su Loma Pelada en el centro, el embalse artificial de reciente creación y la pirámide chata del Ñuñorco Grande.
Pero ascaso la más espectacular, polícroma es la Cuesta del Obispo, que toma su nombre del cerro contiguo. En su cima el camino alcanza 3260 m. (y no 3620 m como dice el cartel) paraje que se llama Piedra del Molino a raíz de una piedra de moler que a fines del siglo XIX alguien transportó hasta ese sitio y no se animó a bajarla por la pendiente.
Antes de llegar a Piedra del Molino no puede dejarse de incursionar aunque sea brevemente, en el Valle Encantado. Pocas veces un paraje merece tan plenamente su nombre o topónimo como en particular éste. Formas y colores absolutamente insólitos se entremezclan aquí sin que nada permitiera sospechar que nos hallamos tres kilómetros por encima del nivel de los océanos. El Valle Encantado de Salta sin dudas una de las pequeñas grandes maravillas naturales de la Argentina. Y lo es no sólo por sus atractivos paisajísticos sino por su sreservas naturales. Aquí en 1968 se hallaron medio centenear de huellos tipo pico de pato pertenecientes al hadrosauio, animal prehistórico muy raro que hasta entonces se sabía que había habitado en Alberta, Canadá.
Luego de atravesar una quebrada el viajero se enfrenta con la Puna, donde se conjugan los tres colores característicos del altiplano: el blanco de las Salinas Grandes, el azul intenso del cielo y el marrón rojizo del terreno. Antes de llegar a Tres Morros se toca la RN 40, la carretera más extensa del país que nace en Abra La Pampa (Jujuy) y termina en Río Grande (Santa Cruz) y desarrolla 4319 km.
Cuando las lluvias estivales conrtan la RN 51 en la Quebrada del Toro, los conocedores de la zona optan por esta anternativa que siempre permanece expedita y no ofrece peligros.
Todo lo contrario la transversal paralela a la RP 16 que por vía directísima une Humahuaca con Aguilar, camino difícil y angosto aunque muy pintoresco. Para llegar a la Mina Aguilar que con sus 8000 habitantes es una verdadera ciudad entre las nubes, más vale tomar el macadán que sale de Tres Cruces. En las inmediaciones de Aguilar pueden verse manadas de vicuñas, antiguas funciones de los jesuitas en el río Despensas y la repetidora de tv más alta del mundo (4750 m.).