Construida sobre los restos de una antigua basílica romana entre 1468 y 1525, la Catedral de Nuestra Señora de Múnich (Dom zu Unserer Lieben Frau), también conocida como Frauenkirche, es la iglesia más grande de Múnich y uno de los edificios góticos más grandes de Alemania.
El exterior de la catedral fue construido en ladrillo rojo dotando al templo de un aspecto sencillo. Años más tarde se construyeron dos torres cubiertas por peculiares cúpulas de color verde.
La mayor parte del interior del templo quedó destruido durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que resulta bastante simple, pero aún se conservan algunos tesoros como el altar de San Andrés, algunas de las vidrieras, o la tumba del emperador Luis IV de Baviera.
Uno de los detalles más llamativos en el interior es la conocida como “Pisada del Diablo”, una huella que según la leyenda fue dejada por el diablo durante su veloz huida cuando descubrió que había sido engañado por el constructor del templo.
Una catedral poco presuntuosa
La Catedral de Múnich es un templo más sencillo de lo que cabría esperar tanto desde el exterior, como una vez en el interior. A pesar de esto, debido a que es la catedral de la ciudad y se encuentra ubicada en pleno centro, su visita es prácticamente obligatoria.