Situado al lado opuesto de la isla, Puerto de la Cruz no tiene grandes playas de arena pero ofrece a sus visitantes todo lo que pueden desear incluso un clima extraordinariamente dulce. Siempre hay algo nuevo en Puerto de la Cruz centro turístico principal de la isla, por ejemplo puede haber una banda local tocando, artistas callejeros pregonando sus mercancías, tres camellos caminan tambaleándose por el pueblo llevando a turistas muertos de risa o pescadores que regresan a casa con pampanitos, rayas y calamares.
Puerto de la Cruz, al que generalmente se llama solo Puerto, se hizo famoso por ser el puerto principal en el que se embarcaban los vinos de las Canarias a Europa.
Al igual que Santa Cruz y las otras grandes ciudades del archipiélago es un paraíso para ir de compras. Son muchos los que salen de día y de noche a mirar escaparates por el paseo frente al mar de la Avenida de Colón y por las calles laterales hacia la parte más antigua del pueblo. Junto al mercado local de alimentos, frente al mar, existe un enclave adicional para ir de compras que evoca un Zoco del Cercano Oriente.
La Iglesia de la Peña de Francia quedó terminada a fines del siglo XVII. Si bien es cierto que el exterior se
volvió a diseñar, el interior amplio y con arcos combina muy bien con el agradable modelo canario. Obsérvese el retablo barroco del siglo XVII que tiene esculturas de madera policromadas en forma insólita.
Tan sólo a unas cuantas calles se encuentra la tradicional plaza principal que fue rebautizada en honor
al General Francisco Franco y que es el punto central de la vida turística y de la vida local. En el centro se encuentra un café al aire libre, bajo grandes palmerasque está activo día y noche.
Muy cerca de la plaza se encuentra el antiguo pueblo de Puerto de la Cruz que casi no ha sufrido cambios. Tiene callejuelas estrechas con desteñidos balcones de madera, puertas talaldas y persianas detrás de las
cuales se sientan las mujeres bordan mirando a todos los que pasan. Hacia el mediodía se van al pequeño puerto pesquero para comprar los alimentos necesarios para el almuerzo; los intermediarios no existen en este lugar. La playa de lava negra es demasiado pequeña y por eso los botes están estacionados como los autos en la calle de arriba.
Uno de los hoteles más exclusivos e históricos de Puerto de la Cruz es el Gran Hotel Taoro (cinco estrellas) que tiene su propio parque en una colina desde la que se ve el pueblo y la costa. Fue construido en el siglo XIX y luego modernizado por lo que pretende ser el primer hotel auténtico para los turistas en España. Su vecindad ha atraído a otros hoteles, casas de moda y una colonia de extranjeros.
La meseta de la Paz, un promontorio que domina la playa Martiánez, está también vinculada a los extranjeros. Era propiedad de un irlándes llamado Bernard Walsh, quien vivió en Tenerife a principios del siglo XVIII. La iglesia blanca y simple de La Paz es una reconstrucción del siglo XVIII de una capilla comenzada en 1591. Probablemente La Paz fue nombrada así después de una conferencia que se celebró en ese lugar y que puso fin a las luchas sangrientas entre los conquistadores y los Guanches, muchos de los cuales vivían en cuevas como panales en los precipicios del lugar. El precipicio, de altura igual a un edificio de doce pisos, está iluminado de noche lo que constituye otro hermoso panorama y un recuerdo más para los turistas.