Los conocedores de Amsterdam que es una pequeña ciudad saben que el alojamiento es escaso y precisamente no barato. No sorprende que el cartel de ‘No hay habitaciones’ cuelgue en las puertas de los alojamientos de la ciudad.
El aire histórico pasa factura en la mayoría de los casos, y el alojamiento en Amsterdam es caro. Una habitación sencilla de hotel con baño es un lujo, por lo que los establecimientos del centro urbano no tienen una media muy buena de ocupación. Los precios del aposento, o mejor dicho, la desequilibrada relación servicio-precio es un punto en contra que a menudo se torna prohibitivo para el turista y con razón.
Alrededor de 10 millones de personas visitan la ciudad de los canales cada año. Unos dos millones de visitantes permanecen dos noches en la ciudad, con un gasto estimado en alojamiento de muchos millones de euros. Amsterdam cuenta con 300 hoteles y unas 32.000 camas –desde la Suite Real del Amstelhotel a las camas de la sala dormitorio del Sleep-In-.
Escasos alojamientos para jóvenes
En 1998, la construcción y ampliación de nuevos hoteles se paralizó casi por completo, entre ellos se encontraban finalmente la de algunos pertenecientes a la categoría de 70 euros por habitación y cama. Aproximadamente la mitad de las camas de hotel disponibles están dentro de la categoría de lujo, o de la superior.
Algo paradójico en una ciudad que, sobre todo, se considera destino turístico de gente joven. Prescindiendo de algunos albergues y ‘sleeps-in’, apenas hay camas para los jóvenes. Causa de este proceso negativo es que cada vez un número mayor de hoteleros moderniza y reforma sus establecimientos para poder elevar sus tarifas.
No es extraño, pues, que el albergue juvenil del Vondelpark tenga la media de ocupación más alta de la ciudad, con una cifra del 93%.
Se hace obligatorio reservar
Aunque sería necesario contar con habitaciones sencillas de hotel, continúan inaugurándose nuevos hoteles de lujo, como el reformado Amstel, el Gran Hotel de 1867. Situado a orillas del Amstel, este clásico hotel –propiedad de una empresa japonesa- ha sido restaurado con máximo lujo.
Los tiempos en los que los hoteles ofrecían generosos descuentos, debido a la ausencia de visitantes provocada por la mala prensa de la ciudad, han pasado a la historia. Quien decida visitar Amsterdam, deberá estar dispuesto a pagar un elevado precio en hoteles y restaurantes.
Alojarse en uno de los hoteles que circundan la red de canales, o en el barrio de los museos, requiere hacer la reserva con antelación. Sin embargo, lo recomendable es preguntar por las ofertas de temporada.