Islandia es un país casi exótico, rodeado de agua proveniente del Atlántico, y ubicado en el extremo noroeste del gran continente europeo. En Islandia, las bellezas se concentran por su naturaleza propia de la tierra; desiertos, montañas, glaciares y una fuerte actividad volcánica y geológica, donde el turismo propio de gran cantidad de visitantes tanto de Europa como del resto del mundo, es el común denominador. Vatnajökull, ubicado al sudeste del país, es el glacial más grande de Islandia y el segundo más grande de Europa.
La capital de Islandia, llamada Reiviavik, oculta en su seno una variedad de monumentos arquitectónicos dentro de los que podemos destacar el Parlamento Gubernamental, por ejemplo. Además es un país con mucho verde, paisajes que recuerdan a Irlanda o Reino Unido.
En un viaje a este gélido trozo de tierra, específicamente en su capital, no se puede dejar de visitar su gran cantidad de sitios culturales; el Teatro Nacional, Museo Nacional, la Casa Nórdica, destacada por su organización tan constante de eventos culturales relacionados con las riquezas originarias de los países nórdicos; y la iglesia de Hallgrimskirkja, destacada por su rareza debido a su diseño arquitectónico tan peculiar, son algunos de los destinos turísticos más visitados en la capital.
Continuando con el turismo, pero con lo referente a bellezas naturales, el viajero se puede deleitar con la gran cantidad de géiseres, volcanes y glaciares; en el volcán Thrihnukagigur, por ejemplo, los viajeros pueden realizar espectaculares visitas guiadas en trekking, donde pueden explorar la cámara de magma de un volcán que lleva dormido aproximadamente cuatro mil años. Las piscinas de agua geotérmicas, son también el mayor atractivo de Islandia; nativos y personas que vienen de viaje, pueden disfrutar de la natación en estas aguas cálidas, que se caracteriza por ser el deporte más popular de la nación.
La ciudad de Akureyri, es la segunda ciudad más importante de toda Islandia; sus más de 15 mil habitantes, su comercio basado en la pesca y el gran puerto que manejan, hace de esta ciudad un destino fijo en el viaje de cualquier persona que desee disfrutar de la gastronomía propia de Islandia.
La comida, al igual que el clima tan variado que resalta por su temperatura templada en verano, y sus fríos invernales en invierno que pueden llegar a veinte grados bajo cero, es muy variada, pero la recomendación por excelencia es el cordero y la marisquería producto de su más grande centro pesquero, preparados en exquisitos platos provenientes de las raíces más arraigadas y antiguas de toda Europa.